A menudo hablamos de productos alimentarios de calidad, en algunos casos de consumo ocasional por el precio que tienen… Por otro lado, muchas veces nos encontramos, sobre todo en fechas navideñas, con que tenemos que hacer un regalo y no sabemos que comprar.
Pocas veces se piensa en regalar algo comestible (salvo el tradicional detalle de bombones), pero las cosas están cambiando. Por nuestra parte, llevamos años animándoos a regalar vuestras elaboraciones culinarias, regalos gastronómicos que ya son muy apreciados, pero del mismo modo que a veces se convierte en un regalo una buena botella de whisky, puede serlo un buen aceite de oliva virgen extra.
De sobra conocemos las cualidades nutricionales y gustativas de este aderezo que por fortuna, en nuestro país, es un ingrediente básico en la cocina, y en general todos lo consumimos a diario. Hay recetas en las que lo utilizamos para cocinar y otras en las que el aceite de oliva virgen extra es el punto final de la elaboración de un plato, se toma en crudo y es cuando se pueden apreciar sus matices, su aroma, su sabor… no es sólo un vehículo de materia grasa entre el alimento y el paladar, cuyo tacto también se agradece, es un ingrediente más y como tal, un alimento más.
Os contamos esto porque desde hace unos años, a nosotros se nos iluminan los ojos cuando nos regalan un buen aceite de oliva virgen extra. Y también los hemos regalado muchas veces, quien en un principio pensaba que era un aceite de oliva en una botella bonita, ha terminado teniendo en su despensa el mismo y otros zumos de aceituna que no esconden más en su composición y de los que aprenden, y enriquecen el gusto cultural del aceite de oliva virgen extra.
Dentro de los considerados aceites premium o de alta gama, disponemos de un holgado margen de elección en cuanto a variedades y precios. Podríamos recomendaros varios, pero hoy nos centramos en el último que ha entrado en nuestra cocina de la última cosecha, esto por un lado, también porque es un AOVE con una buena relación calidad-precio y además porque tenemos la fortuna de poderlos probar cada año, son los aceites extra vírgenes de Castillo de Canena ‘Primer Día de Cosecha‘.
De la almazara ya os hablamos cuando comentamos Aceite de Oliva Virgen Extra Primero Royal Temprano el año pasado, es una empresa familiar con sus raíces en Canena (Jaén) desde 1780. En su línea de productos se encuentran, desde hace siete años, los aceites de oliva virgen extra Primer Día de Cosecha que elaboran con las variedades Arbequino y Picual. Es una edición limitada a la que quieren aportar más valor contando con una personalidad relacionada con la cultura del aceite de oliva para diseñar la etiqueta, este año el elegido ha sido el cantante Alejandro Sanz.
Aunque esto es lo que menos importancia tiene, a no ser que también se disfrute con el coleccionismo de etiquetas o botellas, el valor está en el contenido de las botellas rojas de Castillo de Canena, de las que hay una producción limitada a 20.000 unidades, pues se elabora con las aceitunas seleccionadas de las variedades mencionadas. No obstante, este aceite de oliva extra virgen, no sólo se puede encontrar en España, también llega a Japón, América Latina, Estados Unidos, Australia y varios países de Europa.
Si os parece un buen detalle para regalar o auto regalaros, estos aceites se pueden encontrar en tiendas especializadas, se puede comprar la variedad picual o la variedad arbequina de forma independiente, el precio de la botella de 500 ml. ronda los 16-17 euros, pero también se comercializa en un pack que combina los dos aceites de oliva virgen extra Primer Día de Cosecha, siendo su precio de unos 33 euros. Con estos, u otros aceites de alta gama estamos regalando un alimento y cultura, pues hace falta, muchísimas personas todavía no llegan a conocer qué es un aceite de oliva virgen extra…